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domingo, 4 de agosto de 2013

La oportunidad:

Ser gotas en la lluvia eterna de la información

Escrita por: David Araya D.
En un espontaneo momento de inspiración se crea en tú mente una frase que no podría resumir mejor la maraña de sentimientos que te invaden en ese preciso instante, decides a continuación publicarla en Facebook o Twitter. Pasan unos minutos (podrían ser segundos, depende de la cantidad de contactos que poseas, el día y la hora de la publicación), la frase ya no encabeza la lista y con cada minuto que pasa se aleja de las frases “actuales” y por lo tanto perderá cada vez más la posibilidad de ser leída, hasta quedar en el olvido.
A pesar de lo anterior, muchísimas personas se toman el tiempo para publicar cosas que valen la pena ser leídas o ser vistas. Tal vez no es un simple momento de inspiración, sino largas horas de pensamiento que te llevaron a una conclusión sobre cierto tema que crees importante comentar con otras personas o largas horas de trabajo en algún programa de edición digital de imagen que te llevaron a publicar esa fotografía que consideras digna de ser mostrada como arte. Tanto trabajo, tanto pensamiento, tanta labor creativa y eres capaz de dejarla ir en unos minutos de publicación, ¿Por qué?
¿Por qué no? Existe abundancia de información y en medio de tanta información, que 100 personas lean lo que publicaste y que a 20 “les guste” ya es un logro y todavía más si se compara con las posibilidades que se tenían de ser leído cuando para ser publicado era necesario pasar por un intermediario, como por ejemplo una editorial. Un poeta podría tener más cantidad de lectores si decide publicar verso por verso en Twitter o Facebook, día tras día, que si decide lograr que una editorial publique su poemario. Los derechos de autor están cambiando, ya no son esa reliquia intocable que eran hace décadas.

Eliminar intermediarios, tomar el control
No existe por lo tanto ningún problema en que nuestros pensamientos, obras literarias o plásticas se dispersen en un mar de información o que solo tengan unos minutos de vida en una red social, al contrario es verdaderamente positivo, la cuestión es si te darás cuenta de LA OPORTUNIDAD que tenemos en frente.
Por ejemplo un grupo de artesanos podrían en una red social o en un blog publicar sus obras, algo así como una galería virtual y gracias a esto, de forma gratuita, eliminan al intermediario.
El intermediario aumenta el precio del producto, asigna que tiene mayor o menor valor, decide cuanto es ese valor y, lo peor de todo, decide que se muestra y que no. Eliminar al intermediario entonces representa la capacidad de acercarse como nunca antes en la historia a que todos tengamos la misma oportunidad de ser publicados. Yo escribo y vos lees, vos escribís y yo leo, ¡no hay nada en medio! Ni editoriales, ni locales comerciales, ni transporte de mercancía, ni censura (lamentablemente el último en ciertas redes sociales ya se está poniendo en duda).
Lo virtual como extensión de lo físico
Lo virtual siempre ha sido y será una extensión de lo físico por lo tanto los que piensen que eliminar intermediarios por medio del internet conlleva convertir el mundo “físico” en un mundo “virtual” están en un grave error. Lo virtual y lo físico nunca estuvieron separados, la galería virtual no sustituye la existencia de lugares físicos para la exposición de las obras, son complementarios.
Lo anterior ha sido demostrado por las grandes protestas sociales que han ocurrido y siguen ocurriendo en todo el mundo. La consecuencia de la existencia de redes sociales virtuales no fue “realizar protestas virtuales”, las redes sociales solo fueron una herramienta de convocatoria para protestas físicas. Lo virtual nunca sustituirá a lo físico, pero lo que si puede hacer es eliminar los obstáculos que nos impiden crear y publicar.
Creación de conocimiento
Por lo tanto, debemos radicalizar la eliminación de intermediarios, aprovechar lo virtual para crear oportunidades, evitar que los vicios de control y censura lleguen a dominar también los espacios de libre publicación existentes en internet, que cada quien tome como propia la labor de filtrar que tiene valor y que no para sí mismo y seguir publicando cosas que merezcan ser publicadas a pesar de que solo sean gotas en una lluvia eterna.
El mundo puede cambiar y tenemos la oportunidad de decidir que ese cambio lleve a una sociedad donde el conocimiento y la creación de dicho conocimiento sean realmente accesibles como nunca antes.

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