Escrito por David Araya D.
Bueno. Ya. Listo. Levantémonos otra vez como otros días. Saludemos al vecino aunque nos caiga en los huevos. No le hablemos a esa chica preciosa, que nos encontramos todos los días a la misma hora en el mismo lugar, porque sabemos que su belleza es falsa y en cuanto indaguemos en su ser la aborreceremos. Sigamos solo contemplándola y soñando con las vidas perfectas que pueda vivir, no lo arruinemos, no le hablemos.
Bueno. Ya. Listo. Levantémonos otra vez como otros días. Saludemos al vecino aunque nos caiga en los huevos. No le hablemos a esa chica preciosa, que nos encontramos todos los días a la misma hora en el mismo lugar, porque sabemos que su belleza es falsa y en cuanto indaguemos en su ser la aborreceremos. Sigamos solo contemplándola y soñando con las vidas perfectas que pueda vivir, no lo arruinemos, no le hablemos.
Ya. Llegamos al lugar de la
rutina (trabajo, estudio, el sillón con un tele inmenso al frente), por favor
no nos pongamos en “modo automático”, no dejemos que nuestro cuerpo deambule
como idiota por las mismas actividades de los mismos días de las mismas
semanas. Parece que el puto tiempo no pasa. ¡Pero sí pasa! Y esta asquerosa
rutina te lo está consumiendo.
Ganas de ser romántico nos sobran,
de ver los pajaritos y las flores, suspirar profundamente por su simple gloria
y ojala soltar una lágrima por su hermosura. Solo que ni eso la rutina nos da
chance de hacer. Ni una mediocre lágrima por un exceso de sensibilidad.
¡Mierda! Se nos acaban las luchas
en contra del “modo automático” y el día ya agoniza. Por suerte mañana es el
día programado por la rutina para no ir a la rutina y podemos llegar tarde al
aposento donde se lleva acabo el sexo y se duerme.
Bueno. Ya. Harto. Esta historia
apesta a autoengaño. ¿Para qué tanta palabra?
(En este instante procedí a una
pausa incómoda en mi monólogo debido a que he vislumbrado una contradicción que
no me permitió continuar escribiendo.)
Que arrogante fue el que escribió
los párrafos anteriores ¡Jugar a que puede decirles que hacer! Qué tema más
trillado y manoseado ¿La rutina? ¿El vacío espiritual del día a día? Lector le ofrezco
una disculpa por lo anterior. Tal vez el texto que usted está leyendo en el
fondo esconde algo. No lo sé.
¿Por qué alguien leería esto? Es
un texto más flotando en una red de millones de textos. En realidad la pregunta
es ¿Por qué yo escribiría esto? Mejor dicho ¿Para qué escribiría cualquier
cosa?
Ahora sí que me jodí.
(Después de una larga pausa
continué escribiendo)
Procedo a responderme a mí mismo
¿Para qué escribiría algo? en tres puntos:
- Para entenderme (Es necesario en la búsqueda de conocimiento)
- Para expresarme (Es necesario para el equilibrio psicológico propio)
- Para ser escuchado (Es necesario en el desarrollo del autoestima)
En resumen para no volverme loco
del todo. Y no solo es aplicable a la escritura; tocamos instrumentos
musicales, bailamos, actuamos, pintamos, gritamos o cualquier otro medio de
expresión, para poder mantener enfocada y equilibrada la locura que todos
tenemos.
Andrés J. (compañero en este
blog) dijo un día, más o menos, que el amor es un acto de esquizofrenia.
Después de deambular por las sendas anteriores sugiero mejor gritar al viento:
¡La vida es un eterno acto de esquizofrenia! Muchas gracias.
PD al lector: con cada letra que
has leído has creado el texto. Esto no existía antes que vos decidieras leerlo.
PD a mí mismo: Es más fácil
hablar, cuando se le habla a “un lector”. Esa imagen abstracta que no es nadie
pero son todos. Y especialmente ese lector soy yo, leyéndome a mí mismo y
volviendo a escribirme.
Cierto, directo y verdadero!!! Me atrevo a decir que es lo mejor que has escrito!! Sigue así (:
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