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domingo, 9 de marzo de 2014

El Limbo del Cuestionamiento: Vida y Muerte

Escrito por Diego Díaz Ch.

¿Por qué se le llama limbo del cuestionamiento? 

Le llamo así por la sensación que pueden dar ciertos cuestionamientos después de ser planteados. Da la sensación propia de un limbo, como cuando uno de niño pierde a sus padres en la calle y tiene un gran sentimiento de desesperación por encontrarlos. En este espacio trataré de dar a conocer un gran cuestionamiento y sus diferentes temas relacionados. 


El universo es un limbo, infinito y poderoso. Podemos llegar lejos, buscar y buscar su fin, pero nunca lo haremos. Como dije, es infinito. El limbo no comienza necesariamente cuando nos planteamos la hipótesis o el problema. El limbo empieza y da paso cuando nos damos cuenta que no podemos responderlo tan fácilmente, o que simplemente pensamos que la respuesta no existe.

Por supuesto no todos las preguntas nos transportan a este “limbo” del que tanto hablo, de hecho solo muy pocas lo hacen, y siempre dependerá del individuo en cuestión. Por lo tanto, los cuestionamientos y las respuestas siempre serán diferentes. Siempre serán indefinidas. Siempre quedará un limbo que intentaremos llenar.

Las Hipótesis

Son antónimos, pero al mismo tiempo podrían llegar a ser análogos. La analogía empezaría cuando observamos a estas dos palabras como el inicio de dos cosas diferentes en vez del inicio y el final de algo en particular, aunque hasta un punto eso podría llegar a ser cierto.

La vida es el proceso por el cual animales y vegetales pasan. Empieza desde el momento en que nacemos y termina en el momento en que cesamos nuestra vida (o al menos eso se ha creído). Por otro lado, muerte es ese momento de terminación inmunológica y fisiológica del cuerpo.  Es ese momento en el que nuestra sangre deja de fluir, ese momento en que el corazón deja de latir. Y es ahí cuando planteamos las hipótesis: ¿Cuál es exactamente el límite que separa la vida y la muerte? ¿Cómo nos preparamos para ese momento de terminación?

Los dos son cuestionamientos enigmáticos, pero daré mi opinión sobre ellos para que, el lector consiguientemente dé su propia respuesta. Empezaremos  por sintetizar el primer planteamiento, o sea El Limite.

El Límite

Un límite es una línea, una la cual se traza para marcar la diferencia entre una cosa y otra, o también para marcar el inicio de algo y la finalización de ese mismo. Nuestra vida -o por lo menos la corporal- está en un límite diminuto, tan pequeño como una milésima, tan pequeño como un punto. No hay duda que esta vida -de este momento- es sumamente inestable. ¿Por qué inestable? Porque en un segundo podríamos estar vivos en este cuerpo y al siguiente podríamos estar en aquello a lo cual le llamamos “muerte” y lo que se esconde detrás de aquello. Lo cual es indefinido.

La vida no empieza necesariamente cuando nacemos, ni tampoco finaliza en el momento que pensamos que lo hace. De hecho no sabemos definidamente cuando nuestra vida pudo haber empezado. Pudo haber empezado cuando nacimos, pudo haber empezado muchas vidas atrás en el tiempo y el espacio. Nuestro inicio es indefinido, así como también nuestro final lo es. Nosotros no sabemos cuándo moriremos. Tal vez cuando llegue el momento de muerte empieza otra vida diferente. Tal vez la idea del “eterno retorno” de Nietzsche es verdadera. En estos dos términos muchas cosas son indefinidas. Lo único que sabemos es que el límite de la vida actual que vivimos -o sea en este cuerpo- es extremadamente diminuto y poderoso.

Preparación

Cuando pensamos en muerte, pensamos solo en aquella la cual es corporal. Completa y plenamente física. Nunca nos detenemos a pensar en que tal vez la muerte física es solo la simple terminación de un ciclo, pero que el alma o espíritu interior no muere. Porque tal vez ese espíritu es infinito. Pienso que la muerte es simplemente el fin de un ciclo y el inicio de otro, uno el cual tal vez ya experimentamos en algún momento del pasado, por lo tanto pienso que la preparación para ella es plenamente innecesaria.

El hecho de usar segundos, minutos, horas o días pensando en cómo poder prepararse para el momento de terminación es innecesario. Sumamente interesante, pero indudablemente innecesario. Al fin, todos lo hemos hecho o lo llegaremos a hacer algún día.

Muchos hablan de que se puede lograr la preparación de la muerte por medio del entendimiento de ella. Y hasta cierto aspecto es un juicio bastante aceptado en mi criterio. El entendimiento de algo – y más cuando hablamos de la muerte– es lo que va llegar a prepararnos o a quitarnos un temor escondido en cada uno de nosotros como individuos. El ser humano le teme a lo que no entiende. La falta de información, experiencia y entendimiento sobre algo es lo que alimenta a ese horrible temor.

La especulación es una cualidad la cual tenemos y usamos la mayoría del tiempo para justificar este tipo de cuestionamientos. La preparación para la muerte no tiene sentido. No posee razón. No se puede estar preparado para ella porque simplemente no se sabe que hay detrás de ella. La preparación será simplemente una teoría. Y la muerte permanecerá, como siempre, indefinida.

Opinión

La vida y la muerte son exactamente lo mismo. El inicio de algo. La vida es igual a una experiencia. La muerte tal vez es el inicio de nada, a como también podría ser el inicio de mucho.

Día a día somos parte de algo que tal vez no entendemos con certeza. Cada momento somos parte de algo que es indefinido para nosotros. Cada segundo nos adentramos más en un limbo que seguramente terminará el día de nuestro óbito. Sólo ese día, sabremos con certeza que fue lo que sucedió y que sucederá. Tal vez solo ese día nos liberaremos del limbo. O no.

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