Escrito por Diego Díaz Ch.
¿Por qué se le
llama limbo del cuestionamiento?
Le llamo así por la sensación que
pueden dar ciertos cuestionamientos después de ser planteados. Da la sensación
propia de un limbo, como cuando uno de niño pierde a sus padres en la calle y
tiene un gran sentimiento de desesperación por encontrarlos. En este espacio
trataré de dar a conocer un gran cuestionamiento y
sus diferentes temas relacionados.
El universo es un limbo, infinito y poderoso.
Podemos llegar lejos, buscar y buscar su fin, pero nunca lo haremos. Como dije,
es infinito. El limbo no comienza necesariamente cuando nos planteamos la
hipótesis o el problema. El limbo empieza y da paso cuando nos damos cuenta que
no podemos responderlo tan fácilmente, o que simplemente pensamos que la
respuesta no existe.
Por supuesto no todos las preguntas nos
transportan a este “limbo” del que tanto hablo, de hecho solo muy pocas lo
hacen, y siempre dependerá del individuo en cuestión. Por lo tanto, los
cuestionamientos y las respuestas siempre serán diferentes. Siempre serán
indefinidas. Siempre quedará un limbo que intentaremos llenar.
Las Hipótesis
Son antónimos, pero al mismo tiempo podrían llegar a
ser análogos. La analogía empezaría cuando observamos a estas dos palabras como
el inicio de dos cosas diferentes en vez del inicio y el final de algo en
particular, aunque hasta un punto eso podría llegar a ser cierto.
La vida es el proceso por el cual animales y vegetales
pasan. Empieza desde el momento en que nacemos y termina en el momento en que
cesamos nuestra vida (o al menos eso se ha creído). Por otro lado, muerte es
ese momento de terminación inmunológica y fisiológica del cuerpo. Es ese momento en el que nuestra sangre deja
de fluir, ese momento en que el corazón deja de latir. Y es ahí cuando
planteamos las hipótesis: ¿Cuál es exactamente el límite que separa la vida y
la muerte? ¿Cómo nos preparamos para ese momento de terminación?
Los dos son cuestionamientos enigmáticos, pero daré mi
opinión sobre ellos para que, el lector consiguientemente dé su propia
respuesta. Empezaremos por sintetizar el
primer planteamiento, o sea El Limite.
El Límite
Un límite es una línea, una la cual se traza para
marcar la diferencia entre una cosa y otra, o también para marcar el inicio de
algo y la finalización de ese mismo. Nuestra vida -o por lo menos la corporal- está
en un límite diminuto, tan pequeño como una milésima, tan pequeño como un punto.
No hay duda que esta vida -de este momento- es sumamente inestable. ¿Por qué
inestable? Porque en un segundo podríamos estar vivos en este cuerpo y al
siguiente podríamos estar en aquello a lo cual le llamamos “muerte” y lo que se
esconde detrás de aquello. Lo cual es indefinido.
La vida no empieza necesariamente
cuando nacemos, ni tampoco finaliza en el momento que pensamos que lo hace.
De hecho no sabemos definidamente cuando nuestra vida pudo haber empezado. Pudo
haber empezado cuando nacimos, pudo haber empezado muchas vidas atrás en el
tiempo y el espacio. Nuestro inicio es indefinido, así como también nuestro
final lo es. Nosotros no sabemos cuándo moriremos. Tal vez cuando llegue el
momento de muerte empieza otra vida diferente. Tal vez la idea del “eterno
retorno” de Nietzsche es verdadera. En estos dos términos muchas cosas son
indefinidas. Lo único que sabemos es que el límite de la vida actual que
vivimos -o sea en este cuerpo- es extremadamente diminuto y poderoso.
Preparación
Cuando pensamos en muerte, pensamos solo en aquella la
cual es corporal. Completa y plenamente física. Nunca nos detenemos a pensar en
que tal vez la muerte física es solo la simple terminación de un ciclo, pero
que el alma o espíritu interior no muere. Porque tal vez ese espíritu es
infinito. Pienso que la muerte es simplemente el fin de un ciclo y el inicio de
otro, uno el cual tal vez ya experimentamos en algún momento del pasado, por lo
tanto pienso que la preparación para ella es plenamente innecesaria.
El hecho de usar segundos, minutos, horas o días
pensando en cómo poder prepararse para el momento de terminación es
innecesario. Sumamente interesante, pero indudablemente innecesario. Al fin,
todos lo hemos hecho o lo llegaremos a hacer algún día.
Muchos hablan de que se puede lograr la preparación de
la muerte por medio del entendimiento de ella. Y hasta cierto aspecto es un
juicio bastante aceptado en mi criterio. El entendimiento de algo – y más
cuando hablamos de la muerte– es lo que va llegar a prepararnos o a quitarnos
un temor escondido en cada uno de nosotros como individuos. El ser humano le
teme a lo que no entiende. La falta de información, experiencia y entendimiento
sobre algo es lo que alimenta a ese horrible temor.
La especulación es una cualidad la cual tenemos y
usamos la mayoría del tiempo para justificar este tipo de cuestionamientos. La preparación
para la muerte no tiene sentido. No posee razón. No se puede estar preparado
para ella porque simplemente no se sabe que hay detrás de ella. La preparación
será simplemente una teoría. Y la muerte permanecerá, como siempre, indefinida.
Opinión
La vida y la muerte son exactamente lo mismo. El
inicio de algo. La vida es igual a una experiencia. La muerte tal vez es el
inicio de nada, a como también podría ser el inicio de mucho.
Día a día somos parte de algo que tal vez no
entendemos con certeza. Cada momento somos parte de algo que es indefinido para
nosotros. Cada segundo nos adentramos más en un limbo que seguramente terminará el
día de nuestro óbito. Sólo ese día, sabremos con certeza que fue lo que sucedió
y que sucederá. Tal vez solo ese día nos liberaremos del limbo. O no.
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