“Costarricenses, ¡a las urnas!” Con esta orden de tono casi militar, Luis
Antonio Sobrado, presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE),
inicia una sucesión de gritos desesperados que desbordan demagogia. Gritos que fueron escritos y plasmados en un artículo de opinión, publicado en el periódico La
Nación del día 2 de abril (http://www.nacion.com/opinion/foros/Costarricenses-urnas_0_1406059395.html),
a lo que agrego algunos comentarios al respecto.
“… en una democracia confiable como la costarricense, la definición de los
procesos electorales tiene que darse
en las urnas y en ninguna otra parte. Por eso, vaya a votar y dígale ‘presente’ a su país.”
¿“Democracia confiable”? No estoy tan seguro. ¿Por qué “… tiene que…”? ¿Acaso
la democracia excluye cualquier otra forma de ejercerla que no sea mediante
elecciones?
“Llegó la hora de que los ciudadanos le cumplamos a este país”. Esta
afirmación es una falacia. Se le da una atribución casi humana a un concepto
abstracto. No se le puede “cumplir” a un “país”. Este es el engaño nacionalista
con el que forman borregos obedientes. En el fondo lo que dice es: “Llegó la hora de que los ciudadanos le
cumplamos al Estado”, y con esto, a su vez, se quiere decir: “Llegó la hora de que los ciudadanos le
cumplamos a los que manejan el Estado”.
“El anhelo de convivir en paz y libertad
sigue allí, en el alma nacional.”
¡Y la prosopopeya continúa! La
nación no tiene alma, así como no tiene pies y no puede ser católica. Suena
obvio cuando se explica que Costa Rica no tiene pies, pero esta personificación
hace que se englobe a todos los habitantes del país, para de esta forma decir
entre líneas: “tú alma tiene anhelo de
paz y libertad”, y con decir “paz
y libertad”, en este contexto, se quiere decir que “solo por medio de las elecciones presidenciales se puede conseguir la
paz y la libertad”, por tanto, lo que mediante un juego retórico se nos está
queriendo decir es: “tú alma quiere y por lo tanto debe ir a votar”.
Y
aquí viene la mamá de las falacias demagógicas: “El costarricense se ha
comportado con sabiduría en estos
seis meses en que hemos caminado juntos,
entre incertidumbres y acertijos políticos. Los electores hemos sabido aprovecharlos para madurar.” No está hablando de ‘aquel’ costarricense o de ‘este grupo’ de costarricenses, está
hablando de ‘EL’ costarricense. Aquel que no existe, que no es nadie pero que
en su abstracción nos evoca a todos. Aunque sea redundante debo insistir en que
‘EL’ costarricense no puede “comportarse
con sabiduría” ni “madurar”, debido
a que no es una persona, es un concepto abstracto. Esto es una forma irreal de
alagarnos para luego volvernos obedientes. Si quieres convencer a alguien de
algo primero debes halagarlo, eso es demagogia
y eso es lo que hace el presidente del TSE.
Y el
gran final, con redoblante y platillos: “La elección será el 6 de abril y
necesitamos que usted le cumpla a su país y vote por lo más grande y querido
que tenemos, por lo que nos une como pueblo, por nuestra Costa Rica.” … … … … JA… … … … JA… … … … JA… … … …
Las
palabras de Sobrado solo son una parte del despliegue mediático con que seremos
atacados en estos días, de seguro los ataques serán halagos, aplausos y
discursos reconciliadores y patriotas, pero estos son los ataques más
peligrosos, porque nos quieren convencer de entrar en el juego sin cuestionarlo,
y quieren que veamos el mayor absurdo político de la historia reciente de la
democracia costarricense como un acto patriota del que debemos estar orgullosos.
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