La verdad no era ningún extraño, tampoco tenía el pelo largo, más
bien andaba con un saco bien puesto, su respectiva corbata, un bigote bien
recortado, un poco despeinado y su guitarra, fiel compañera, bien puesta al
hombro.
Aquella canción sonaba en algún lugar, tal vez en mi cabeza o tal
vez en el bar, lo que sí sé es que los Enanitos Verdes andaban cerca de esos
rumbos.
Su mirada era cálida, sonría cada vez que podía. La canción llego nuevamente: "...
hay fuego en su mirada y un poco de insatisfacción...", en el caso de
él su insatisfacción no era hacia una mujer por un amor no concedido, sino que
era hacia la sociedad, salvaje compañera.
Aquél hombre cargaba mucho sentimiento en su cuerpo. Las lágrimas
se hicieron presentes esa noche, como cuando un luchador, de la vida, cuenta
sus penurias con toda la fortaleza que da la vida misma. El dolor que llevamos
dentro muchas veces lo compartimos con los demás.
Aquel lugar estaba bien iluminado, podíamos vernos bien a la cara.
Cada vez que podía volvía a sonreírnos, su cariño estaba a flor de piel. Al
fondo, mientras tanto, se escucha el canto de las personas, recordando y
recitando una que otra canción predilecta. Los platos y las botellas iban de un
lugar a otro, a pesar de todo, parecía que en ese feriado había algo que
celebrar.
Afuera llovía, la luz de los postes disminuían en su intensidad.
Era el telón de cierre de un día en el que algunos decían que se 'celebraba' un
cambio de gobierno, como cuando se jugaba a equipos fuera en fútbol. Ya se
había acabado el tiempo de un partido y hubo un equipo que no pudo meter el gol
ganador. A las bancas a esperar su turno nuevamente, pero al fin y al cabo,
saben que van a poder volver a jugar, por lo que no hay sentimientos de amargura,
también se puede gritar e interferir desde las tribunas y quizás, ganar algo.
La amargura de una niñez sumida en la pobreza se llevó la vida de
un ser querido, aún hoy, no se entiende por qué sucedió. Ellos tuvieron que
migrar, ahora sin uno de los miembros de la familia, acercarse más a la
'civilización' para evitar otra muerte repentina y quizás, mejorar sus
condiciones de vida, de por sí, dicen que la ciudad es generosa con todos.
Después de un tiempo los hermanos tomaron su propio camino en
busca de sus propios destinos, los cuales llevaron a algunos a zonas donde la
fuerza del capital, personificado en compañías multinacionales que solo
extraían elementos de la tierra y dejaban sufrimiento y desolación a su paso,
fuese su fuente de trabajo. Pero para estos guerreros las compañías no los iban
a doblegar fácilmente, era más fuerte su historia de vida, la cual había
forjado su carácter, con esto pudieron ganarle una que otra batalla, o quizás,
por lo menos incomodarles.
Las horas pasaban y él seguía contando una que otra historia,
nosotros escuchábamos atentamente, como se hace con esas personas que tienen
algo que compartirnos y toda la experiencia que da la vida. Su botella ya se
había vaseado, parecía sediento. Venía de cerca o quizás de lejos de ese lugar
citadino, él parecía familiarizado con aquél lugar. Lo único que supimos fue
que entró y fue con nosotros parte de un breve espacio que quedó grabado en la
memoria para la eternidad.
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