Por
Andrés Jiménez C.
A María de los Ángeles Jiménez B.
Quien se dio cuenta que en el compartir
está la magia de la vida.
¡Salud y Libertad!
El
famoso café de la tarde, todo un ritual casi religioso que ha impregnado
nuestras vidas y ha dejado uno que otro recuerdo inolvidable cercano o lejano a nuestros presentes.
Mientras escribo estas líneas vienen a mi mente un sin número de anécdotas sucedidas en esas horas del café, momentos dulces y no tan dulces; espacios acogedores y no tan acogedores; conversaciones galácticas, terrenales y espirituales.
Mientras escribo estas líneas vienen a mi mente un sin número de anécdotas sucedidas en esas horas del café, momentos dulces y no tan dulces; espacios acogedores y no tan acogedores; conversaciones galácticas, terrenales y espirituales.
¿Cuál
será la hora del café de la tarde? Buena pregunta ¿3 pm o 4 pm? Nunca lo he
tenido claro, creo que la hora es simplemente creada y re-inventada por cada
comunidad (de dos personas en adelante). Pero para tener una referencia, la
podemos ubicar a cualquier hora de la tarde, cuando aún el ocaso no se ha hecho presente y las
luces de las estrellas están esperando aún su aparición en escena.
Los
cafés de la tarde han logrado reunir a muchas familias y a amistades que
comparten historias... han logrado reunir a personas que simplemente
comparten un poco de sus vidas. Esos cafés han logrado que se lleguen a
arreglar uno que otro problema, pero también han ayudado a crearlos, esa es la
magia del encontrarnos, donde puede suceder todo o nada, o ambas cosas a la
vez.
Cuando
se acerca esa hora del café (la que gusten elegir), empieza ese ritual de
preparación que ya tenemos más que asumido (esto cuando se realiza en una casa
o lugar donde se puede disponer de las herramientas de 'trabajo'). Se comienza
primero con la preparación del café ¿qué ocupamos? un poco de café en polvo, un
poco de agua, ingredientes que van a cambiar en su cantidad acorde a lo que
se va a preparar y el gusto para esa bebida de quienes van a tomar. A esto se agrega una bolsa para chorrear el café o
un filtro para el coffee maker, según la preferencia o la
disponibilidad. Y un poco de tiempo, un ingrediente que tal vez nos aliviana o nos agobia.
¿Y con qué se acompaña el café? Si hay un poco de creatividad se puede hacer los alimentos a consumir: pan casero, rosquillas, tortillas, tamal asado, empanadas, emparedados... pero si no, tomando en cuenta que en la actualidad los tiempos son limitados y contados (bueno eso es lo que creemos y nos gusta reproducir), lo ideal es salir a la panadería en busca de pan o algún tipo de repostería. Con esto se desprenden toda una actividad llena de vida: es salir al barrio, donde quizás y si tenemos la 'suerte', vamos a encontrarnos con algún (des)conocido(a), a quien es muy probable que saludemos e intercambiemos uno que otro comentario, es muy posible que éste se base en algún hecho reciente en la memoria colectiva del pueblo, pero al final nos comunicamos, bien o mal, pero lo hacemos.
¿Y con qué se acompaña el café? Si hay un poco de creatividad se puede hacer los alimentos a consumir: pan casero, rosquillas, tortillas, tamal asado, empanadas, emparedados... pero si no, tomando en cuenta que en la actualidad los tiempos son limitados y contados (bueno eso es lo que creemos y nos gusta reproducir), lo ideal es salir a la panadería en busca de pan o algún tipo de repostería. Con esto se desprenden toda una actividad llena de vida: es salir al barrio, donde quizás y si tenemos la 'suerte', vamos a encontrarnos con algún (des)conocido(a), a quien es muy probable que saludemos e intercambiemos uno que otro comentario, es muy posible que éste se base en algún hecho reciente en la memoria colectiva del pueblo, pero al final nos comunicamos, bien o mal, pero lo hacemos.
Ya
con todos los ingredientes listos en la mesa, solo nos queda lo más simple pero
difícil a la vez: el compartir. El compartir no es solo sentarnos junto a los
otros, es tener una comunión mutua, un lenguaje similar, aunque sea el
silencio. Es en este acto donde nos descubrimos un poco más. Un instante jamás
será igual a otro; al igual que una conversación nunca será igual que otra,
similar sí, pero igual jamás.
Cada uno de estos momentos hace que nos sintamos vivos ¿Para qué enredarnos con tantas 'responsabilidades' y cosas 'importantes', si lo más simple lo tenemos tan cerca? ¿Para qué desperdiciar la oportunidad de sentarnos a conversar con esa persona con la que compartimos algo, por el simple hecho de que estamos muy 'ocupados'? La vida es más simple de lo que se nos han creado y hemos puesto frente a nuestros ojos; son muchas las marañas que nos ponemos y que entramos a jugar sin realmente querer, que al fin y al cabo nos enceguecen de una u otra forma.
Cada uno de estos momentos hace que nos sintamos vivos ¿Para qué enredarnos con tantas 'responsabilidades' y cosas 'importantes', si lo más simple lo tenemos tan cerca? ¿Para qué desperdiciar la oportunidad de sentarnos a conversar con esa persona con la que compartimos algo, por el simple hecho de que estamos muy 'ocupados'? La vida es más simple de lo que se nos han creado y hemos puesto frente a nuestros ojos; son muchas las marañas que nos ponemos y que entramos a jugar sin realmente querer, que al fin y al cabo nos enceguecen de una u otra forma.
Pero después de todo este proceso mágico va a llegar la hora de la despedida, sabiendo que esa persona que estuvo frente
a nosotros dejará de ser la misma, pero también teniendo en cuenta que nosotros
cambiaremos a cada segundo. Atrás quedaran esas palabras, esas carcajadas o esas miradas; nuestras vidas seguirán cambiando y jamás seremos iguales a como empezamos.
A lo último escucharemos un ¡Hasta
luego! o ¡Chao! que puede ser el lenguaje que utilizamos, tal vez, para decirnos simplemente: GRACIAS.
"...A veces conversamos
sobre nosotros
dos
pero lentamente
hablamos del amor...
...Tomamos un café,
después otro
café
y ahora yo
recuerdo,
historias..."
Piero. Tomamos un
café.
exquisitamente simple
ResponderEliminar