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domingo, 27 de julio de 2014

Instantes cotidianos


Por David A.D.

I

Se percató, solo después de ver durante cuatro horas “El gato más visto de la internet”, “El bebe más tierno del mundo”, “El video que te cambiará la vida”, “10 pasos para ser feliz”, “No te puedes imaginar lo que este caballo le hizo a su dueño” y otros videos semejantes, que su vida, en medio de amig@s imaginarios y redes sociales, no poseía ni una mínima pisca de sentido.

Ante aquella brutal realidad se dirigió a su espacio preferido de la casa, el baño, tomó una postura rígida, su rostro adquirió un gesto serio y, con la meticulosidad de quien vive para realizar una única tarea, procedió a tomar una larga sesión de psicología con su imagen que se reflejaba y le hablaba desde el espejo.

II

Sorprendid@ de que por más que se esforzara, a pesar de las largas tardes de conversaciones eruditas con su tí@ sobre los compositores más reconocidos de todos los tiempos, no lograba apreciar la sinfonía que ante sus ojos un grupo de sujetos con objetos de madera y metal interpretaban. Simplemente era inimaginable que por la monótona acción de recibir sonido el cuerpo provocara sentimientos tan sublimes como los narrados por su tí@ antes de entrar al teatro.

Una vez afuera, en el semáforo, tres llamas brillantes bailaban de una mano a la otra entre los carros, acompañadas por el suave y cómplice cantar de un único y atrevido clarinete. El rojo se extendió como si formara parte del acto callejero de irreverencia y subsistencia, para que el verde acompañado por una mano extendida, en el más triste instante el verde, indicara que la función acabó. Sin duda, el momento más sublime de la noche.

III

Frente al panorama que más tiempo ha sido el paisaje que aprecian mis ojos, una pantalla, decidí sin ninguna falsa ambición intelectual, plasmar en un documento de word algunas palabras que expresen alguna cosa. No importa que cosa, mientras nazca. Me refiero al proceso mágico de un verdadero nacimiento. Esas palabras que desde su concepción vienen con intensos sentimientos y profundo desconocimiento del mundo que les espera.

En el proceso se vuelve inevitable, aunque posiblemente menos emocionante para el lector, hablar de mi mismo en el acto de escribir. No se me mal interprete. No es por egoísmo o arrogancia, sencillamente pienso en que no hay otro instante más cotidiano que el de un individuo que se expresa en la relativa soledad.

IV

Aquella noche, una noche triste sin lugar a dudas, cansad@ de maldecir misiles, personas, periódicos, páginas pornográficas, fármacos, dolores y pasados, antes de apagar la computadora encontró una publicación en un blog, que sin lugar a dudas es visitado poco, con un título no tan sugerente como los habituales pero que por alguna razón casual le llamó la atención al punto de que retraso el asesinato de la luz que nace de su fiel compañera para leerlo.

Ciertamente nada sorprendente ni majestuoso. Solamente palabras abandonadas en un tumultuoso mundo después de nacer. Valiosas solo para quien les atribuya valor, al igual que todas las demás.

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