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jueves, 26 de febrero de 2015

Al cruzar el cristal

Por Adrián Valenciano S.

Si dijera que estas letras no se tiñen de azul, simplemente no diría. 

Un agosto pálido, nostálgico e inesperado, apenas nacía, de la matriz más nefasta y mediática, de la inmediatez de la información. Y es cuando me doy cuenta que guardó sus cosas y miró el reloj. ¿Cómo es que estas cosas pasan? Pues sí, ha quedado ahí, fulminado por los quehaceres del bohemio, sin pena, pero con mucha gloria. Ahí no más permanece y está; abandonado en la pared azul.

En el prólogo de su andar era común ver a lo lejos un punto rojo tras las tablas del redondel, punto que quemaba el cielo. Con ese mismo rojo, prendió un cigarro y sin comprender, en donde estaba ni cómo llegó, volvió a mirar la cara del reloj.

Como si adivinase el porvenir. Como si en sueños hubiera descifrado aquella eterna y azul nostalgia de su mirada.

Quitó despacio el frío pasador, que lo apartaba del pasillo gris, contó los pasos hasta el ascensor y es ahí cuando responde a la eterna incertidumbre del ir y no volver. No toda, pero sí hay luz, y no tan vaga como fue.  En ese instante, cuando el semáforo le dio la luz, cambió de esquina y abordó sin ver.

Parece que el viaje fue emprendido y no hay vuelta atrás. Suspiros que parecen nunca acabar es lo que queda de este lado, y del otro, solo queda bruma -que no deja ver- blanca. Pero al fin, Blanca ha hecho su trabajo. Muchos dicen que ahí estaba, viajando por la eternidad del cuerpo. Blanca, eres tan cruel.

Aún más adelante en el viaje, con los paisajes y la luz más clara que antes… pisos arriba tras el ventanal, con una mirada sabe que acabó la historia vaga de alguien que partió. Por la prisa y el apuro, dejó abierto aquel frío pasador, asignando de forma anticipada la responsabilidad de recorrer el pasillo gris.

Pues esto no es más que la historia triste de alguien que se fue, un ídolo que dejó algún cigarro sin fumar. Como si no bastase; lanzó en mi corredor un periódico sin comprender, marcó el camino y me dijo: cierra bien la puerta.


*Texto basado en la canción "Tras el Ventanal" del grupo Malpaís. 


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