Páginas

domingo, 24 de enero de 2016

Consumir mentiras

Por David A. D.

Consumir tetas, pichas, culos y todos los vínculos sexuales que sean posibles sin mirar a los ojos. Consumir la falta de libertad de tu pareja en una relación exclusiva, demandante y monótona.

Consumir la permanencia, lo inmóvil, lo local y la estabilidad del lugar donde se nació. Consumir la irregularidad y heterogeneidad de miles de viajes a lugares que nunca se llegarán a conocer con profundidad.


Consumir el precio excluyente de un almuerzo orgánico, vegano y artesanal. Consumir la tradición de una parrillada llena de animales muertos complementados con bebidas alcohólicas.

Consumir la intelectualidad y conocimiento de aquel libro que todos en la universidad están leyendo. Consumir los estados alterados de conciencia provocados por lo que se prefiera ingerir los sábados en la noche.

Consumir la aglomeración de actos culturales en los centros de ciudades con supuesto valor histórico. Consumir el verde y la tranquilidad de la banalizada y ajena naturaleza.

Consumir la ayuda social de alguna limosna, voluntariado o asistencialismo bien intencionado. Consumir el confort de solucionar los problemas del mundo tomando vino y hablando de sueños bien intencionados.

Consumir objetos. Consumir experiencias. Consumir personas. Consumir lugares. Consumir paz. Consumir deseo. Consumir educación. Consumir fiesta. Consumir vida. Consumir muerte. Vivir y morir consumiendo.

Consumirse en la nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario