El primero de ellos, las fuerzas armadas, tenían a su favor el poder
de defender los frascos con toda la violencia que sea necesaria. El
gobierno por su lado demandaba el derecho de proteger los frascos ya
que las personas lo respetaban y veían en él la ilusión de ser
representadas. Sin embargo, el tercero con su gran poder económico
dijo la más convincente justificación, hasta el momento: “Ni el miedo
al sufrimiento provocado por la violencia, ni la ilusión de sentir
que las decisiones del gobierno representan a quienes le obedecen
pueden más que los sentimientos de ser atendidos, queridos o tomados
en cuenta y solo el consumo y el dinero podrán dar la ilusión de
esto. Mediante la demagogia se hará creer a todos que lo que se les
ofrece es lo que merecen. Así, en frente de sus propias caras se les
mentira y segados por lo material no podrán ver que se les impide
cambiar y ser libres.”
Estaban casi convencidos de que esta era la mejor forma de mantener
seguros los frascos de conserva hasta que el cuarto, la iglesia,
dijo:
“Ilusos. Acaso no ven el mayor deseo de las personas. La eternidad, eso es lo que buscan. Buscan asegurar todo lo que ustedes representan en la eternidad y esto solo Dios se los puede dar. Buscan la seguridad de que a pesar de los horrores que se vivan en esta vida terrenal tengan felicidad en la eternidad y por lo tanto, temen por encima de todas las cosas el castigo eterno del que tiene poder y domina aquello que no entienden.
Tengan en cuenta que hay más lugares de reunión de la iglesia que centros comerciales del mercado o escuelas del gobierno, los usaremos para crear un rebaño que nos siga al acantilado si eso es lo que queremos. Lo lograremos jurando que conocemos los deseos de Dios y así el miedo a Dios se transformará en sumisión a la iglesia y si el miedo no es suficiente provocaremos en los que siguen de nuestro lado un odio mortal a todos esos que se niegan a bajar la cabeza y arrodillarse ante nosotros.
Ya los frascos han sobrevivido bajo nuestra custodia durante tiempos inmemoriales y al igual que siglos atrás utilizaremos las mismas técnicas disfrazadas de formas diferentes y todos nos obedecerán.”
“Ilusos. Acaso no ven el mayor deseo de las personas. La eternidad, eso es lo que buscan. Buscan asegurar todo lo que ustedes representan en la eternidad y esto solo Dios se los puede dar. Buscan la seguridad de que a pesar de los horrores que se vivan en esta vida terrenal tengan felicidad en la eternidad y por lo tanto, temen por encima de todas las cosas el castigo eterno del que tiene poder y domina aquello que no entienden.
Tengan en cuenta que hay más lugares de reunión de la iglesia que centros comerciales del mercado o escuelas del gobierno, los usaremos para crear un rebaño que nos siga al acantilado si eso es lo que queremos. Lo lograremos jurando que conocemos los deseos de Dios y así el miedo a Dios se transformará en sumisión a la iglesia y si el miedo no es suficiente provocaremos en los que siguen de nuestro lado un odio mortal a todos esos que se niegan a bajar la cabeza y arrodillarse ante nosotros.
Ya los frascos han sobrevivido bajo nuestra custodia durante tiempos inmemoriales y al igual que siglos atrás utilizaremos las mismas técnicas disfrazadas de formas diferentes y todos nos obedecerán.”
Y como era cierto lo que decía la iglesia sobre las personas, todos
estuvieron de acuerdo en darle a ella bajo custodia los frascos
llenos de ideas retrogradas, mandatos despóticos y discursos
hipócritas que hoy siguen conservándose en vinagre y millones de
personas defienden ciegamente.
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