Escrito por Diego Díaz Ch.
Observaba
yo en mi última noche una variedad de cosas. La veía con los ojos que nunca
antes la había visto, era una noche oscura, fría. No sabía si sentir nostalgia
o algún tipo de felicidad por finalmente alcanzar a verla como se debe.
Recordaba cuando pequeño decía: “Que fea ciudad” o alguna otra frase como
“Nunca quiero vivir aquí”. Pero por supuesto no sabía lo que estaba frente a
mis ojos.
La vemos y analizamos con ojos
de jueces, nunca la observamos cómo se debería observar para que deje finalmente
de producir ese sentimiento de rechazo y repudio. Decimos que es fea, pero al
fin y al cabo es la ciudad en que nos ha tocado vivir. Estamos atados a esa realidad nos guste o no y
si decimos que es fea por lo menos tenemos que intentar propiciar algún tipo de
cambio.
San José, Detrás de lo que vemos
Escondida entre montañas y volcanes
se esconde una ciudad que, detrás de la suciedad, la desigualdad social, la
fealdad para algunos, es un lugar con cultura, con una historia de luchas sociales que caracterizan al pueblo
y que cada vez van cesando aun más. Escondida entre inseguridad, delincuencia e
indigencia se esconde una ciudad con algún futuro y, por supuesto, con algún
pasado.
Nos gusta pensar que necesitamos
parecernos cada vez más a otras ciudades del exterior que están “avanzadas”. O
sea que nos gustaría estar aterrados de gente, aterrados de Dioses de concreto
y admirable humo contaminante. Nos gustaría tener menos parques, mas fabricas.
Nos gustaría vender nuestra ciudad y país a empresas transnacionales. No le veo
razón alguna.
Escribo un homenaje a esa ciudad pequeña con
un indudable futuro y un recordado pasado. Escribo un homenaje a esa ciudad con
una presente cultura y una gran historia. Porque detrás de todo se esconde San
José, la verdadera, la que se encuentra escondida y la que está completamente
detrás de lo que nosotros vemos día a día.
Pertenencia Personal
En ese mismo día y esa misma noche
observe cosas que también captaron mi atención. Veía y escuchaba a los
vendedores ambulantes en la Av. Central vendiendo sus diferentes artículos. Habían
desde monederos, películas, hasta “espanta-suegras” y juguetes varios.
Escuchaba sus gritos de invitación a comprar, también presenciaba y veía como
unos corrían de la Policía Municipal josefina, como los agarraban y les
quitaban sus cosas. Injusticia total.
Por otro lado observe como
ciertas personas demostraban sus diferentes habilidades artísticas cerca de la
“Plaza de la Cultura” (aunque siempre paso por ahí), sentía un gran sentimiento
de atracción cuando observe aquello. Veía como en el parque Morazán había gente
bailando, tocando, leyendo, disfrutando el momento. Ese es el sentimiento de
cultura y valor que San José alberga.
Invito al lector a –si vive en
Costa Rica– tomar un tiempo para adentrarse en San José. En cada esquina, cada
rincón que está forjado en ella. Feo o sucio, peligroso o bonito. No importa.
Simplemente adentrarse en aquella ciudad y verla como nunca la vemos, captar
nuestra atención hacia cada uno de los puntos de vista positivos que pueden
venir cuando observamos a San José y es tal vez así como lograran ver la gran
ciudad escondida. La verdadera.
Titulo y Significado
El titulo de este homenaje tiene
solo un significado y es completamente definido. San José, de todos los
lugares, todas las ciudades que he visto o visitado, es la única a la cual yo
pertenezco, he pertenecido y perteneceré, es por eso que hay una Ley
de Pertenencia eterna.
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