Escrito por David Araya Díaz
“Amor
a la libertad”, proclamaba con orgullo
y total convencimiento una frase negra en un fondo rojo de la ciudad de San
José. Esta declaración romántica de veneración a la libertad me recordó un
libro y en especial ciertas frases que han calado en mi mente y que transcribo
en esta publicación.
Mijail Bakunin (http://es.wikipedia.org/wiki/Mija%C3%ADl_Bakunin)
en su libro Dios y el Estado en medio de una fuerte crítica al dominio
sobre el pueblo que ejercen las religiones cita sarcásticamente a Voltaire: “Si
dios no existiese habría que inventarlo.”
Posteriormente
se dedica a criticar a los filósofos que han escapado de la cuestión teórica
sobre la existencia o no existencia de dios y han tomado el camino fácil de
asumir el rumbo dado de antemano como cierto. Entonces, prosigue diciendo: “Siendo
dios el amo, el hombre es el esclavo. Incapaz de hallar por sí mismo la
justicia, la verdad y la vida eterna, no puede llegar a ellas más que mediante
una revelación divina. Pero quien dice revelación, dice reveladores, mesías,
profetas, sacerdotes y legisladores inspirados por dios mismo; y una vez
reconocidos aquéllos como representantes de la divinidad en la Tierra, como los
santos institutores de la humanidad, elegidos por dios mismo para dirigirla por
la vía de la salvación, deben ejercer necesariamente un poder absoluto. Todos
los hombres les deben una obediencia ilimitada y pasiva, porque contra la razón
divina no hay razón humana y contra la justicia de dios no hay justicia terrestre
que se mantenga. Esclavos de dios, los hombres deben serlo también de la
iglesia y del Estado, en tanto que este último es consagrado por la
iglesia.”
Después de esta coherente argumentación concluye
que: “La idea de dios implica la abdicación de la razón humana y de la
justicia humana; es la negación más decisiva de la libertad humana y lleva
necesariamente a la esclavitud de los hombres, tanto en teoría como en la
práctica.”
Ahora
viene lo interesante: “Si dios existe, el hombre es esclavo; ahora bien, el
hombre puede y debe ser libre; por consiguiente, dios no existe.
Desafío
a cualquiera que sea a salir de ese círculo; y ahora, que se elija.”
Bakunin
elije y lleva la cuestión a sus últimas consecuencias: “Amantes y envidiosos de
la libertad humana, y considerándola como la condición absoluta de todo lo que
adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta a la frase de Voltaire y
digo: si dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer.”
No es
coincidencia que la frase escrita con aerosol negro y el pensador que cito sean
anarquistas, ya que es este pensamiento el que más fuertemente ha alzado la voz
en favor de la libertad. Ahora, independientemente si compartimos o no este
pensamiento, ¿Qué valor le damos a la libertad? ¿Qué estamos dispuestos a
desaparecer por amor a la libertad? ¿Desapareceríamos a dios, al estado, a la
propiedad, a las leyes? Al final de cuentas todas ellas nos someten, nos quitan
libertad. Claro que me dirán que hay que someternos a las leyes, al estado o a
dios y hay que respetar la propiedad para mantener el orden y la seguridad.
Entonces, por favor, no nos engañemos con el cuento de que somos libres.
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