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domingo, 19 de enero de 2014

Libertad


Escrito por David Araya Díaz

“Amor a la libertad”, proclamaba con orgullo y total convencimiento una frase negra en un fondo rojo de la ciudad de San José. Esta declaración romántica de veneración a la libertad me recordó un libro y en especial ciertas frases que han calado en mi mente y que transcribo en esta publicación.


Mijail Bakunin (http://es.wikipedia.org/wiki/Mija%C3%ADl_Bakunin) en su libro Dios y el Estado en medio de una fuerte crítica al dominio sobre el pueblo que ejercen las religiones cita sarcásticamente a Voltaire: “Si dios no existiese habría que inventarlo.”

Posteriormente se dedica a criticar a los filósofos que han escapado de la cuestión teórica sobre la existencia o no existencia de dios y han tomado el camino fácil de asumir el rumbo dado de antemano como cierto. Entonces, prosigue diciendo: “Siendo dios el amo, el hombre es el esclavo. Incapaz de hallar por sí mismo la justicia, la verdad y la vida eterna, no puede llegar a ellas más que mediante una revelación divina. Pero quien dice revelación, dice reveladores, mesías, profetas, sacerdotes y legisladores inspirados por dios mismo; y una vez reconocidos aquéllos como representantes de la divinidad en la Tierra, como los santos institutores de la humanidad, elegidos por dios mismo para dirigirla por la vía de la salvación, deben ejercer necesariamente un poder absoluto. Todos los hombres les deben una obediencia ilimitada y pasiva, porque contra la razón divina no hay razón humana y contra la justicia de dios no hay justicia terrestre que se mantenga. Esclavos de dios, los hombres deben serlo también de la iglesia y del Estado, en tanto que este último es consagrado por la iglesia.”

Después de esta coherente argumentación concluye que: “La idea de dios implica la abdicación de la razón humana y de la justicia humana; es la negación más decisiva de la libertad humana y lleva necesariamente a la esclavitud de los hombres, tanto en teoría como en la práctica.”

Ahora viene lo interesante: “Si dios existe, el hombre es esclavo; ahora bien, el hombre puede y debe ser libre; por consiguiente, dios no existe.
Desafío a cualquiera que sea a salir de ese círculo; y ahora, que se elija.”

Bakunin elije y lleva la cuestión a sus últimas consecuencias: “Amantes y envidiosos de la libertad humana, y considerándola como la condición absoluta de todo lo que adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta a la frase de Voltaire y digo: si dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer.”

No es coincidencia que la frase escrita con aerosol negro y el pensador que cito sean anarquistas, ya que es este pensamiento el que más fuertemente ha alzado la voz en favor de la libertad. Ahora, independientemente si compartimos o no este pensamiento, ¿Qué valor le damos a la libertad? ¿Qué estamos dispuestos a desaparecer por amor a la libertad? ¿Desapareceríamos a dios, al estado, a la propiedad, a las leyes? Al final de cuentas todas ellas nos someten, nos quitan libertad. Claro que me dirán que hay que someternos a las leyes, al estado o a dios y hay que respetar la propiedad para mantener el orden y la seguridad. Entonces, por favor, no nos engañemos con el cuento de que somos libres.

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