Escrita por: Andrés J. C.
Nos
‘(dis)gusta’ la democracia. Un tipo de democracia nos ha sido impuesta. Su
mejor arma de reproducción ha sido la educación. Nuestras familias han estado
dentro de ella, por tanto, producto de la misma. De ella nos enorgullecemos. A ella
le creamos una institución: ¡sus palabras son santas!
La democracia y la religión, en parte y entre otras cosas, han sido la fragua de una buena parte de nuestro imaginario de ser ciudadanos. La segunda ha perdido cierto peso, pero aún no muere y mueve más de lo que podemos pensar, mucho de esto en la arena política y mucho más en otras áreas. Insultarlas, cuestionarlas, no creerles y pensar alternativas a ellas es un acto merecedor de los mejores descréditos sociales; los gérmenes atacan desde el (in)consciente de las personas. Que éstas se desvanecieran sería un completo salto al vacío, provocaría un caos social al no tener zonas de confort donde apoyarse, pero esta realidad está lejos de encontrarse cercana, teniendo como punto de análisis lo que se puede observar en la actualidad.
2006-2014,
ocho años de gobierno del Partido Liberación Nacional. 1998-2006, ocho años de
gobierno del Partido Unidad Social Cristiana. Cualquier parecido es mera
coincidencia, no hay acuerdos de por medio ni mucho menos esto indica que ya no
es el turno del primero. ¿Volver al segundo? No necesariamente, mejor crear ‘nuevos
partidos’, así el cuadrilátero se hace más emocionante y hay más estabilización
en el sistema. Más allá de los partidos existe una ‘sombra’ que es mayor a
ellos y no se va a doblegar fácilmente. ¿El resultado? Lo dejo a su
consideración.
Votar
por el Partido Acción Ciudadana para sacar al Partido Liberación Nacional,
hasta los mismos grupos de poder del segundo Partido desean esto, no hay mucho
acto de heroísmo, tan solo es reciclaje político, una buena estrategia para
darle méritos a la democracia. Ni a la misma imagen de país democrático que se
le ha creado, que hasta se le ha dado el calificativo de ser la democracia más
consolidada de América Latina, le sirve otros cuatro años de gobierno de un
mismo partido político. Los nombres deben de cambiar pero no necesariamente los
fundamentos de base. Otra ilusión que se crea y es fácil reproducirla.
Sería
interesante realizar un acto imaginativo y ver brevemente un escenario al 2018
y al 2022. ¿Si quedara el Partido Acción Ciudadana en estas elecciones (6 de
abril 2014), en el 2018 y en el 2022, el voto del pueblo sería para sacar a
dicho Partido del gobierno? ¿El PAC querrá la re-elección? ¿Se realizarán los
mismos ataques basados en el principio del continuismo si estuviera el PAC en
el gobierno en un futuro y quisiera seguir en él? ¿Cuál será la tercera fuerza,
necesaria para mantener un equilibrio en el sistema, que distinga entre
nosotros y ellos?
Ahora
bien, todo es ¿Por el bien de la democracia? No creo. Mejor sería decir, por el
bien partidario, pero bueno, para nosotros democracia y partidos políticos son
casi sinónimos, entonces sí, es por bien de la democracia, pero de fondo es por
un bien partidario.
Pueden
existir futuros distintos, fuera de los esquemas ya establecidos, muchas veces
difíciles de imaginar ya que existe una luz que nos encandila, pero lo que es
un hecho es que se debe de elevar la imaginación en busca de otros posibles,
que no necesariamente deben de reproducirse globalmente. Un primer acto es
cuestionar, para luego desde múltiples cuestionamientos surja una idea que
transforme nuestros pensares políticos. Por el bien de la democracia sería
bueno que ésta desapareciera.
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