La idea es hacer un ensayo sobre un tema tan trillado como lo es la cultura del guaro en Costa Rica, haciendo un collage de ideas, críticas y auto-críticas basadas en la pregunta:
¿Por qué vamos todos los viernes a tomar guaro con los “amigos”?
Como lo menciona el compañero David Araya, en su ensayo "Consenso Social", donde generaliza que existe una rutina casi religiosa de trabajar 5 días y tener 2 días para descansar. Pareciera que ese descansar significa voy a tomar tanto que se me olvide por unos minutos la mierda de vida que tengo. Además, rescato de dicho ensayo la idea de espontaneidad generada por el alcohol, que colabora para que un grupo de gente reunida pueda satisfacer por lo general sus necesidades más primitivas, cayéndose muchas máscaras sociales.
Bueno, la pregunta es ¿Por qué vamos a tomar los viernes? Para empezar no hay mucho que hacer, en los cines esta Iroman 1, 2 y 3, los teatros están carísimos, parques inseguros, fotos de museos siempre iguales, además de que si se tiene 20 años, no se tiene dinero para 'ponerse creativo' en la salida del viernes en la noche; y si se tiene 30 años, no se tiene tiempo para la creatividad de dicha salida. Entonces, qué es mejor que hacer lo que todos hacen, lo cual es, salir a disfrutar de la droga lícita más famosa de todas.
Claramente la cultura del guaro va mas allá de ser solo una droga, porque sino fácil nos reunimos en una casa, nos embriagamos y listo. La idea es llegar a nuestro bar de confianza, con nuestros “amigos”, y algunos compañeros de sociedad desconocidos y ahora sí, embriaguémonos o droguémonos, como lo quieran llamar.
Así dependiendo de que si la idea de la salida es una reunión social de machos, hembras o una cita de cacería que puede ser individual o en grupo, así será el tipo de bar que se escoja para esa ocasión. Una vez elegido el bar, se le empieza a ver el lado positivo al asunto, ya que ir a tomar tiene sus ventajas. Para empezar se tiene que es una actividad aceptada socialmente, y no solo tomar es aceptado, también lo son algunas de sus consecuencias. Como por ejemplo el caso de la mujer, ya que en los bares los hombres se reúnen con la idea de conquistar una mujer, pero en la mayoría de los casos en dichos recintos es la mujer la que se 'manda de jupa', que llaman. Que no tiene absolutamente nada de malo, pero socialmente no es del todo aceptado, y predico que debería ser un acto más común.
Es otro tema, pero es difícil imaginar la represión social de ser mujer y sentir la libertad solo de estar en un ambiente de bar, más la libertad regalada por los 'guaritos', aquello es una explosión que por lo general termina en pelo recogido, malos recuerdos y carteras perdidas.
Para el hombre, como casi todas las interacciones sociales se resumen en una lucha de puesto en la manada, y si se lucha por ser el macho alfa tiene que demostrarlo en la mesa, ojalá con cajetilla de cigarros, billetera y llaves del carro a la par del trofeo hecho de botellas y tragos vacíos a su nombre.
A menara de conclusión, salimos a tomar porque nos da una excusa para ser más primitivos, se caen todas las caras o máscaras sociales, podemos gritar, hablar sucio, insultar, ser racistas, lagartear, zorrear, evaluar en base diez a las hembras o machos presentes en el grupo; además que el guaro es un tipo de chupón social que nos mantiene calladitos, dormiditos y “felices”.
Y lo mejor de todo es que a la mañana siguiente con sólo la frase: ¡Mae estaba muy tapiz ayer!, se pone de nuevo su máscara social y cualquier etiqueta de machista, zorra, fácil, envidioso, homofóbico, ansioso, drogadicto, frustrado se elimina, y nos topamos de frente con uno de los días menos querido de la religiosa rutina: EL QUERIDO LUNES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario