Desperté sobresaltado, acababa de vivir un sueño transformar y confuso. Eran las 5 am, y aún la actividad social en las calles estaba lejos de intensificarse. Me levanté, me asomé por la ventana, y vi a la luz tímida del nuevo día ganarle espacio a una supuesta oscuridad. Un sentimiento de tranquilidad lleno mi ser y una sonrisa me salió del alma.
Ese sueño estuvo marcado por el encuentro con una anciana. Ella no tenía nombre, no era necesario, como muchas cosas en la vida que no ocupan ser nombradas, tan solo vividas y sentidas. Durante el sueño tuvimos una larga conversación, tal vez duró horas o tan solo duró un segundo.
Cada marca en sus brazos era reflejo de años de vivencias, su vida estaba cargada con una palestra incalculable de historias, y en su corazón seguía presente la felicidad. La vida nos pone en el camino muchas cosas, me dijo, el principio de todo es confiar: confiar en la vida, en los demás, en la existencia; cosa difícil, ya que todo a nuestro alrededor nos quiere imponer lo contrario, nos hace querer perder la luz.
Su corazón noble y fuerte me hablaba con total sinceridad y honestidad, escuchaba y me sentía libre; escuchaba y me llenaba de vida. Me insistía en lo esencial que es perder el miedo, me dijo que es el acto primero para conquistar la libertad; perder el miedo, empezando por nosotros mismos.
Muchas otras cosas que me decía no podía razonarlas, simplemente las sentía y eso me llenaba de vida, que es sabiduría en su estado más puro. Calmé mi mente y sentí, cuando sentí perdí miedo, cuando perdí el miedo vi la vida de otra forma, cuando vi la vida de otra forma volví a sentir.
Me dijo que lo simple, el eterno hoy, y ser todo en ellos, es descubrir la vida, es ser uno con la existencia. Me susurró que compartir un dolor es alivianar la carga y es el acto primero para la transformación. Me exclamó que las cosas pueden ser distintas, que la vida es más grande de lo que creemos.
A la vez, escribió en una servilleta que sus recuerdos la han fortalecido, la han hecho confiar en el presente.
Sus brazos significaron mucho, sus brazos me dijeron todo esto y más...
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